martes, 12 de julio de 2016

Poema cochino


Oink, Oink, Oink
Gruño igual que un cerdo
Cada vez que contemplo
El borde plisado de tu falda
Y ese divino bamboleo
De tus muslos de carne y seda
Mientras caminas pizpireta
Y prometes altísimas visiones
Allende los pliegues de tus nalgas

Oink Oink Oink
Retozo pleno y alborozado
Contemplando el divino misterio:
Ese purísimo y blanco triángulo
Que se asoma bajo tu falda
Entre tus muslos separados
Y sigo el recto camino
Sin curvas ni pecados
Del  profundo canalillo
Entre tus senos puntelados.

Oink, Oink, Oink
Rezo en un rincón apartado
Agarrando con fuerza mi miembro,
Con los ojos entornados y salivando
Recordando las supremas visiones
De tanto misterio ocultado:
La línea de tus nalgas, 
Ese divino triángulo 
El canalillo de tus senos
Con su cima punteada
En un éxtasis supremo
¡Oh rosado puerco alado!

Oink Oink Oink
Exclamo beatífico y extasiado
Tras vagar por los cielos
En pos de mi dios amado, 
Sea el innombrable de los hebreos,
El Alá de los mahometanos,
O el uno y trino de los cristianos.

El señor es mi Pastor
Aunque yo no sea un cordero
El señor es el Pastor
De una piara de rosados
Marranos