I Ansiedad
¿Cuándo terminará esta hora?
¿Y la siguiente…? ¿Y la otra…?
¿Cuándo llegará ese momento
Que aguardo con tanto afán?
¿Y qué es lo que espero?
Otra hora eterna, esa hora
Que, a penas empezada,
Desearé impaciente que corra.
Mientras, intento ahogar al tiempo
En la banalidad,
Jugando,
Bebiendo,
Andando,
Corriendo…
Contemplando el infinito
De la estupidez humana
Entretenido en nimiedades
Llenando de vacío el vacío
Engañando ese paso lento
Eterno, exasperantemente absurdo,
De este lapso baldío.
Y cuando al fin llega ese momento,
Pronto me hastío
Y enseguida deseo que se agote,
Para esperar de nuevo eternamente
Otro momento lejano
Que pronto será engullido
Por las tinieblas del absurdo,
Por los dientes del pasado,
Por la sombra del olvido.
II Acedía
Un eterno segundo
Sigue a otro segundo eterno
Y a otro segundo,
Clavado en mi lecho
Con la mirada extraviada
Más allá de la techumbre.
Nada es lo que espero,
Tan sólo me ahogo
En la inmensidad del tiempo
Atenazado por el ritmo tedioso
Del perpetuo transcurrir
De cada instante interminable
Gota a gota
Grano a grano
Va descendiendo la arena
En la que me ahogo,
Mientras yazgo tendido inerte
En este árido desierto ardiente.
Indiferentes transcurren
Los segundos, las horas
Los días, las semanas...
Nada cambia, sólo la fecha y la hora
Indiferente a la tarde o la madrugada
Lenta e inexorablemente desierto
El tiempo pasa
Lento
Tedioso
Horriblemente
Vacío.
III Tiempo
Liviano paquete de segundos
Unos, llamados a convertirse en instantes
Otros a perderse, irremisiblemente
Entre las fauces del olvido.
Vuelas cuando quiero que te quedes
Y creces hasta lo interminable
Cuando deseo que galopes.
Una escasa ración de momentos,
Un limitado número de recipientes
Para intentar llenarlos
En las fuentes de la nada.
Indiferente lo que se haga,
El tiempo pasa,
Mientras, inevitable se aproxima
La muerte con su guadaña,
Y, después,
El silencio
Eterno
Hasta el fin
De todos los finales
Hasta el fin...
Del tiempo.